Resumen
En la etapa de conceptualización de los procesos de diseño arquitectónico actuales, se ha intentado dar respuesta a las necesidades de los usuarios a través del uso de diferentes técnicas de investigación. Sin embargo, si bien estas técnicas le han permitido al arquitecto entender mejor tales necesidades, no lo han facultado para satisfacerlas en su totalidad. Como consecuencia, se han concebido espacios que no satisfacen del todo el desarrollo de las actividades de los usuarios.
Este artículo tiene el objetivo de abordar la necesidad de situar al cliente como elemento activo del proceso de diseño eliminando traducciones y acercamientos poco atinados de aspectos subjetivos que resultan de difícil acceso para el arquitecto a través de preguntas y observaciones. Como resultado, a partir de un cambio de posición entre ambos roles (arquitecto-usuario) dentro de la etapa inicial del proceso de diseño arquitectónico, el cliente podrá exponer desde adentro hacia afuera lo que necesita en los espacios que ha de habitar, desde una información procesada y entendida por él, de manera que se puedan establecer las características que habrán de considerarse en los espacios a proyectar por el arquitecto.
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