Abstract
Hacer y dedicarse a la prospectiva es como tomar una piedra plana y aventarla
en la superficie del agua. Uno sabe que si le imprime la fuerza y el
efecto adecuado, la roca que gira sobre su eje rebotará y tarde que temprano
hará una inmersión. Eso al menos en la teoría, en la práctica, no sabemos si
tras el primer golpe la piedra en el agua se vaya al fondo o que quizá tenemos
a un lanzador experto y su vector describa un arco con oscilaciones. Y
hay, incluso, personas que ya tienen dominado su tiro que pueden declamar
una conjetura antes de lanzar la piedra; estas a veces se cumplen, a veces
no, lo que importa son esos momentos previos donde la conjetura que viene
del futuro se acerca a nuestro tiempo y oscila en el agua. Y en realidad, lo
que más importa... es que la piedra haga su inmersión.
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